Haciendo honor a aquello que está de moda en este país tan repipi y modernísimo que es la conciliación del horario laboral y familiar, estaba yo con mi compañeros de currelo conciliando el trabajo con el café en el bar del mal llamado Pajares cuando apareció. Me fijé en la chica y pensé “joe, está bien la chica, pero es macoi que te rilas”. No recuerdo la conversación pero lo que sí recuerdo es la cara que se nos quedó a todos al ver (y oír) como la angelita soltaba un esputo que se cisca la perra. Seguramente si en lugar de ser ella hubiera sido uno de los soplacirios de parroquianos habituales que tiene el bar nadie se hubiera sorprendido, y es que por mucha igualdad y mucha paridad (insigne chorrada propia de alguien nacido a orillas del Pisuerga) en algunas cosas, las erizas deberían hacer honor a su sexo y a su presupuesta delicadeza.
El gargajo de la eriza
Ni corta ni perezosa coge la tipa y suelta un gargajo que rieté tú de los marineros más bestias y de los tipos de las películas del estalone.
por Serafin Espino
18 diciembre 2006 | General | Sin comentarios
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