El otro día recibo en mi buzón una joya del mundo moderno y civilizado. El contrato de mi seguro médico privado en un sobre molón que te rilas. Lo mejor estaba dentro. Una carpetita azul, la tarjeta dorada y un cd con colores chillones. Mierda, me dije. Se han olvidado del cuadro médico. Y yo con este gripazo. Vamos a ver que tiene el cd, que me da a mi que va a ser eso. Efectivamente. Mi cuadro médico, la lista de los doctores que me tienen que atender cuando estoy malito en formato electrónico. La madre que los parió.
Esto me hace pensar en la estupidez que se adueña del mundo cuando se trata de las nuevas tecnologías. Esta gente de mi seguro médico está a la vanguardia. Que se lo digan a mi pobre abuela cuando tenga que tirar de cd para buscar el médico que le pilla más a mano cuando le pega un achuchón en invierno. Se supone que todos tenemos un ordenador, un móvil, un gps en el coche, un 5. no se qué carajo en el salón. Vamos un equipo que te vas de vareta. Pero hay gente que aún no sabe (ni le importa) lo que es el Windows, un sms y la madre que los parió. Y, arréate, algunos hasta son felices…