Archivos de febrero 2007

Notre Dame de los llaveros

por Jorge Cárcamo

Este referente del gótico se caracteriza por sus magníficas gárgolas y por ser una muestra de lo peor del turismo. Los turistas japoneses.

Visitar una catedral, basílica o parroquia hoy en día puede llegar a suponernos un cabreo importante. Incluso ciscarte en la madre de alguno, a pesar de estar pisando suelo ‘santo’.

Mi reciente visita a París tuvo parada obligada en NotreDame. Este referente del gótico se caracteriza por sus magníficas gárgolas y por ser una muestra de lo peor del turismo. Los turistas japoneses.

Japón se considera un lugar donde el respeto y la educación se dan por hechos, pero esta presuposición queda en entredicho cuando uno coincide en un lugar público con uno de estos energúmenos. A pesar de los intentos del ayuntamiento de París por darse a entender incluso con esta infecta recua de gañanes (los carteles de los lugares públicos están, entre otros idiomas, en japonés), no importa que se les indique que una catedral no es un festival de manga, sino un lugar de recogimiento (creencias personales aparte).

A pesar de ello, este tumor de la cultura occidental, se dedica a tirarse fotos a diestro y siniestro, grabarse como si se creyeran Cary Grant, incluso se comen un bocata de mortadela mientras observan lo delicado de los techos de la catedral. Respetuosos que te vas de vareta.

Lo peor es que la culpa es de los administradores de estos sitios, ya que, como habitualmente dice mi colega Serfín Espino, Jesucristo echó a los mercaderes del templo, y esta tropa debe sentir que está en Disneylandia cuando ven que a la entrada de la catedral se pueden comprar un llavero, una postal o un mojón en forma de escultura en el chiringuito habilitado al efecto.

Eso sí. Si te pasas por Tokio, fúmate un pitillo en un bar.
Te miden el lomo.

Islas ¿afortunadas?

por Jorge Cárcamo

A pesar de sus playas, su calorcito y su supuesto buen rollo, aquello no deja de ser un un secarral gestionado por gente con poca costumbre de pensar.

Si has estado en Canarias más de una vez te das cuenta de que no es oro todo lo que reluce. A pesar de sus playas, su calorcito y su supuesto buen rollo, aquello no deja de ser un un secarral gestionado por gente con poca costumbre de pensar.

El hecho de que lleves viviendo allí más de 20 años, es indiferente para las gentes oriundas de la tierra, que te califican como ‘godo’ si has nacido en la península. Te pees de la risa cuando ves sus apellidos, ya que quedan aproximadamente dos descendientes directos de los guanches. El resto son de diversos lugares de la geografía peninsular y transatlántica. Venezuela en especial.

Hasta ahí todo correcto. No se puede culpar a todos los habitantes del archipiélago de la estupidez de la inmensa mayoría. Pero lo de sus gestores es de traca.

Ahora que tenemos el carnaval encima, no dejan de repetirse en la televisión imágenes de gente desgarrándose las carnes porque les ha prohibido un juez desfilar por la calle disfrazados (sentencia la del juez que ha durado lo que un ejemplar de la revista ‘Loka’ en la puerta de un parvulario, por cierto). Eso si, en los hospitales la gente duerme en los pasillos porque no hay camas, hay un chisme para hacer TAC’s en toda la isla (852.945 habitantes según el censo del 2006) y el día que el Teide decida echar la pota (día más cercano que lejano según algún geólogo), ya pueden apretarse los machos, porque allí no va a quedar ni el del tambor.

En fin, que si quieres disfrutar de un paraíso natural, con playas blancas que te rilas y naturaleza salvaje, te puedes dar una vuelta por allí. Lo de la naturaleza salvaje está asegurado, el resto ya me lo dirás.

San Valentín que te rilas

por Jorge Cárcamo

… estas fechas en las que se celebra algo que nadie sabe muy bien qué es, pero que obliga a comprar cualquier excremento con forma de corazón para regalarselo a la parienta o al pariente …

Tengo ante mí un anuncio de Interflora que dice «Los chocolates engordan. Envíale flores». Y acaba con un «Feliz San Valentín», típico de estas fechas en las que se celebra algo que nadie sabe muy bien qué es, pero que obliga a comprar cualquier excremento con forma de corazón para regalarselo a la parienta o al pariente.

Según la wikipedia, que es la versión actual de «La Enciclopedia» de los ilustrados, «la fiesta se introdujo en España a mediados del siglo XX, con el motivo de incentivar la compra de regalos …». Vamos que nos lo están diciendo claro. Esto se lo inventó algún listo para sacarnos la tela y nosotros vamos y picamos. En Japón, cuna de las tradiciones absurdas y el machismo exacerbado (además de algunas modalidades sexuales que se cisca la perra), lo dejan aún más claro, ya que fue la empresa chocolates Morozoff en 1936 quien «instauró» la fiesta.

Me da la sensación de que esta fiesta, como tantas otras (Papá Noel, Halloween…), la hemos adoptado de los estadounidenses, a pesar de no ser originariamente suyas. Pero eso de que son la primera potencia mundial tira mucho. Esperemos que siga así la cosa, ya que, si China finalmente se consolida como referente económico mundial y empieza a exportar tradiciones, me veo eligiendo entre un mastín perdiguero y un caniche para cenar el día del año nuevo (por el mes de junio, creo).

Du yu espik Inglis?

por Augusto Urdemalas

Ya veo que hablas un ingles fluido, pero parece que te burlas de los demás. Déjalo para cuando tengas que hablar con un usuario o con un cliente o incluso con un camarero cuando le quieras pedirle una «beer».

Si hay algo que realmente me revienta, son esos individuos que presumen de hablar ingles y que cada dos por tres te sueltan sus palabritas en un ingles con un acento exagerado. Ya veo que hablas un ingles fluido, pero parece que te burlas de los demás. Déjalo para cuando tengas que hablar con un usuario o con un cliente o incluso con un camarero cuando le quieras pedirle una «beer».

Igual no se dan cuanta o lo hacen adrede, el soltar al aire sus palabritas para que todo el mundo vea que control del idioma, “ingles” tienen; a veces incluso solo se saben cuatro palabras más pero las meten dentro de sus conversaciones como pequeñas coletillas o incisos que a mí en particular me resbalan.

Muchas de esas personas cuando llega el momento de la verdad, es decir, cuando llega el momento de hablar en ingles se ginchan la perra, es decir, válgame la redundancia se cagan. Se les olvidan todas sus “palabritas” en ese ingles coloquial que tanto usan a destiempo, a mi parecer.

De ahí me opinión a la hora de ponerte a meter unos vocablos no castellanos dentro de una conversación en España y con españoles; de los cuales, tú no sabes si te van a entender esa chispa anglosajona. Tal vez algunos piensen que tras esta reflexión hay mucha envidia del dominio de la lengua inglesa, y no lo niego; pero solo digo que cada conversación y cada idioma tiene su lugar y su momento.

Sobredosis de tonteria

por Jorge Cárcamo

Asomaba entonces una mujer de unos 35 años diciendo que ella lo veía bien. Que si le dan marihuana a un enfermo de cáncer, qué mal le puede hacer a ella.

El viernes estrenaron una joya: SOS Adolescentes. Después de Ciudadano Kane y Casablanca, lo mejor que se ha emitido nunca por la tele. Pero no quiero hablar del programa, sino de una escena que vi en el reportaje que emitieron previamente. Iba de jovenes, botellón, motos robadas… lo clásico en nuestros jóvenes, vaya.

El susodicho reportaje se daba una vuelta por lo más granado de los púberes (y pre-púberes) de nuestra geografía. Desde el Pais Vasco (los más asentados, la verdad) hasta la Costa del Sol. Entre los diversos grupos de jovenzuelos a los que se entrevistaba destacaba uno por encima de todos. Chavales de 8 a 18 años aficionados al motor y al chocolate. Vamos, como dicen por allí, ‘la crema’. Uno de ellos decía que si abría un libro se mareaba. Chúpate esa.

Mientras se fumaban unos ‘chuflos’ la entrevistadora les preguntaba lo típico, que si no serían muy jovenes y eso hacia mucha pupa, que si tal, que si pascual. Entre la maraña de chavales se asomaba entonces una mujer de unos 35 años diciendo que ella lo veía bien. Que si le dan marihuana a un enfermo de cáncer, qué mal le puede hacer a ella.

No hay debate en torno a la legalización de las drogas en las que no aparezca un fulano listo y analítico que te rilas, con más títulos que la Duquesa de Alba, diciendo que la legalización si, pero para fines medicinales, no lúdicos. Lo más curioso es que si ves estos debates en el bar, siempre hay alguno que le da la razón al sabio, asintiendo mientras se acaba la copa de ‘Terry’.