Rapiña electoral

Cuando mi padre va a vender longanizas no hay periodistas y el género que vende es bastante mejor.

por Serafin Espino

Me fascinan las dos semanas previas a las elecciones. A cualquier elección, ya sea nacional, autonómica,municipal o incluso vecinal. Me fascina ver como a los candidatos a dichos sufragios descubren, o en algunos casos recuerdan, el nuevo mundo. Esto es algo desconocido para ellos, que no ven todos los dias vamos.

Quien no ha visto llegar a ese candidato, sonrisa en ristre e irse al mercado. Porque no se que leches tienen los mercados que todos los candidatos se acercan a ver al fulano que vende lechugas para darle la mano (que despues sumergeran unas horas en desinfectante o método milton, que una cosa es hacer campaña y otra manchar el escritorio de caoba despues de darle la mano al pescadero de turno) y ya de paso, un pin o pegatina con su carreto junto con un panfleto en el que especifica todo lo van a hacer con la mitad de lo que el buen hombre tiene que acoquinar todos los meses en forma de impuestos. Estas visitas al mercado la verdad no se porque salen en las noticias. No es mas que un sinvergüenza engañando a un trabajdor honrrado. Cuando mi padre va a vender longanizas no hay periodistas y el género que vende es bastante mejor.

Ayer un pamplinas que se presenta a la alcaldía de Salamanca fué a comer a un comedor universitario y toma portada de «La Gaceta» como si nunca fuera nadie a comer allí o como si hubiera puesto el menú Ferrán Adriá. Yo personalmente le diría la señor fotógrafo de la gaceta que el día 28 de mayo, día despues del día D, se pille la cámara y se acerque al comedor. Seguro que se encuentra al soplacirios este comiendo potaje. Y al otro comprando lenguadinas en el mercado. No te jode.

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