Me dirigía con el gran F.D.S. (le llamaré ‘Paco’ a partir de ahora para preservar su identidad) el otro dia a ver unos servidores a una de esas salas frías, llenas de cachivaches que lucen de forma parpadeante. Que dices tú, qué querrá decir el parpadeo ese (como el gótico de i.t. crowd).
Cuando llegamos a lo nuestros, sorpresa. Están enjaulados. Una seguridad que te rilas, que son máquinas superimportantes y ahí no puede tocar ni el presidente/a.
Pero para eso estaba Paco. Tirando de tarjeta, que el aquí es Capitán General. La pasa por la chisma y luce en verde. ‘Padentro’ todo el mundo. Pero, para nuestra desgracia, además de la tarjeta hay que tirar de llave, que está el cerrojo ‘echado’.
Nuestro gozo en un pozo. Nos quedamos como los monos del zoo mirando a través de las rejas los servidores más cañeros al oeste del Manzanares. Será ese, dice uno. Parece aquel, dice otro.
Y cuando nos volvemos, apesadumbrados por no haber podido tocar esos maquinones se nos aparece la picaresca española. Giramos nuestros cuellos y ahí está. El final de la jaula a 2 metros de la pared. Vamos que sólo hay jaula por un lado y nos podemos meter por el amplio hueco que queda para encerrar a las máquinas. Dos pasos y estamos dentro de la jaula.
Lo dicho. Seguridad Integral.