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Servicio Médico (1ª Parte)

por Jorge Cárcamo

Lo de hoy es una historia común, que nos puede pasar a todos, pero que nos ha tocado a mi amigo Serafín Espino y a mí

Lo importante es la salud. Eso dicen. Pero parece que a alguno esto se la refanfinfla.

Lo de hoy es una historia común, que nos puede pasar a todos, pero que nos ha tocado a mi amigo Serafín Espino y a mí.

Espino tiene unas migrañas que te vas de vareta. Al tío se le nubla hasta la vista. Pues lo normal en estos casos es que vayas al servicio médico y te atiendan. Pero lo de hoy ha sido de aurora boreal.

Llegamos allá, él con migraña y yo con un herpes que me tiene acongojado. Nos recibe una torda después de llamar dos veces y nos dice que a qué venimos. A por dos cañas y una tapa de olivas, pienso yo, pero me callo, que si no son capaces de echarnos a patadas. Cuando le contamos nuestras dolencias nos dice que esperemos.

Diez minutos más tarde aparece una doctora y le dice a la fulana que tengamos paciencia, que va para media hora. Le digo a Espino que yo no espero y me las piro.

Y ahí le dejo esperando. A ver que le hacen…

Soterramientos en campaña

por Serafin Espino

Alguien dijo que hay dos ocasiones en las que el hombre miente por sistema: después de una cacería y en campaña electoral.

Hoy en día existen multitud de medicinas y demás engüentos que en un pispas te curan la gonorrea, la gripe, el dengue y la tisis. En las farmacias puedes encontrar hasta pastillas para no soñar, como bien dice el maestro J.Sabina.
Evidentemente las enfermedades no afectan por igual a todo el mundo, hay colectivos mas propensos a unas que a otras, como es lógico. Concretamente, existe una enfermedad que va asociada de forma inequívoca a un tipo de gente, esto es: la sinvergonzonería y la clase política patria. Es una enfermedad muy común, de hecho afecta al 99% y hay claros síntomas de padecerla en un fururo en el 1% restante.

Básicamente, este mal del siglo XXI se manifiesta a diario, pero hay un periodo en el que se recrudece, un periodo en el que la plebe sufre como nunca debido a esta plaga: la campaña electoral.

Alguien dijo que hay dos ocasiones en las que el hombre miente por sistema: después de una cacería y en campaña electoral. Pero no sólo es la mentira sino la forma en que este mal hace que nuestros nobles políticos nos quieran vender en 1 mes todo lo bueno que han hecho en los pasados cuatro años, de hecho, es en ese mes de campaña cuando se acuerdan que hay gente con problemas, gente marginada, y que existe una cosa que lleva peña debajo de ellos a currar llamada metro.

Hay veces que uno se pregunta donde esta la moral de esta gente. Despues de meditar solo se llega a una conclusión clara: soterrada.

Islas ¿afortunadas? (II)

por Jorge Cárcamo

Un viaje allí siempre deja anécdotas de todo tipo. La mía no es nada del otro mundo (si ya has estado allí, por supuesto, que si eso lo ve un sueco o un noruego, se les caen los palos del sombrajo)

Por la boca muere el pez. O, para una vez que me remango se me ve el culo. El caso es que dos semanas después de hablar de Canarias y sus habitantes me toca verles el careto.

Un viaje allí siempre deja anécdotas de todo tipo. La mía no es nada del otro mundo (si ya has estado allí, por supuesto, que si eso lo ve un sueco o un noruego, se les caen los palos del sombrajo).

Me disponía a disfrutar de una comida con mis primas en su casa en las afueras de La Laguna. Aire puro, el Teide de fondo, y una carretera comarcal en las que cada dia estrellan su asqueroso gesto unos cuantos aspirantes a Fernando Alonso que frecuentan el taller de ‘tunning’ de unos kilómetros más abajo.

Hacía una semana que uno de estos sujetos había estrellado su Opel Kaddet Full Equipe contra un poste de teléfonos, que cayó sobre la tapia de la casa de mis desafortunados familiares. Sin teléfono llevaban desde entonces, pero no hay prisa. Que para eso está el móvil.

Cuando se decidieron los ‘currelas’ de la ‘timofónica’ de allí a meterle mano al poste y llevar el cable a su sitio original (considerando que la carretera no es muy apropiada para que un cable se pasee por ella siete dias), surgió una situación sólo visible en aquella zona (seran las emanaciones de azufre que los alela…?)

Uno de los ‘chispas’ vuelve de comer (con vino, seguro) y deja el coche en la entrada de la casa de mis familiares. Mi prima le solicita amablemente al tipejo que aparte su asqueroso automóvil de la entrada que si no, no puede entrar ni salir nadie. El tio se niega y mi prima acciona la puerta comprobando que no abre porque el fulano ha apoyado el coche contra ésta. El intento de apertura de la puerta le deja al tío de regalo un arañazo en el parachoques (mataburros, que dicen algunos allí) de su infecto vehículo.

En un lugar normal, esto se habría saldado con un poco de vocerío y aquí no ha pasado nada. Pero en medio del Atlántico tiran de código civil, penal y lo que haga falta y el tío exige que le demos los datos del seguro de hogar, que hay que arreglarle el coche. Se oyen las carcajadas desde Taganana y el tío se va vociferando y diciendo que llamemos a la policía y le avisemos con lo que nos digan.

Creo que sigue allí, esperando.

Notre Dame de los llaveros

por Jorge Cárcamo

Este referente del gótico se caracteriza por sus magníficas gárgolas y por ser una muestra de lo peor del turismo. Los turistas japoneses.

Visitar una catedral, basílica o parroquia hoy en día puede llegar a suponernos un cabreo importante. Incluso ciscarte en la madre de alguno, a pesar de estar pisando suelo ‘santo’.

Mi reciente visita a París tuvo parada obligada en NotreDame. Este referente del gótico se caracteriza por sus magníficas gárgolas y por ser una muestra de lo peor del turismo. Los turistas japoneses.

Japón se considera un lugar donde el respeto y la educación se dan por hechos, pero esta presuposición queda en entredicho cuando uno coincide en un lugar público con uno de estos energúmenos. A pesar de los intentos del ayuntamiento de París por darse a entender incluso con esta infecta recua de gañanes (los carteles de los lugares públicos están, entre otros idiomas, en japonés), no importa que se les indique que una catedral no es un festival de manga, sino un lugar de recogimiento (creencias personales aparte).

A pesar de ello, este tumor de la cultura occidental, se dedica a tirarse fotos a diestro y siniestro, grabarse como si se creyeran Cary Grant, incluso se comen un bocata de mortadela mientras observan lo delicado de los techos de la catedral. Respetuosos que te vas de vareta.

Lo peor es que la culpa es de los administradores de estos sitios, ya que, como habitualmente dice mi colega Serfín Espino, Jesucristo echó a los mercaderes del templo, y esta tropa debe sentir que está en Disneylandia cuando ven que a la entrada de la catedral se pueden comprar un llavero, una postal o un mojón en forma de escultura en el chiringuito habilitado al efecto.

Eso sí. Si te pasas por Tokio, fúmate un pitillo en un bar.
Te miden el lomo.

Islas ¿afortunadas?

por Jorge Cárcamo

A pesar de sus playas, su calorcito y su supuesto buen rollo, aquello no deja de ser un un secarral gestionado por gente con poca costumbre de pensar.

Si has estado en Canarias más de una vez te das cuenta de que no es oro todo lo que reluce. A pesar de sus playas, su calorcito y su supuesto buen rollo, aquello no deja de ser un un secarral gestionado por gente con poca costumbre de pensar.

El hecho de que lleves viviendo allí más de 20 años, es indiferente para las gentes oriundas de la tierra, que te califican como ‘godo’ si has nacido en la península. Te pees de la risa cuando ves sus apellidos, ya que quedan aproximadamente dos descendientes directos de los guanches. El resto son de diversos lugares de la geografía peninsular y transatlántica. Venezuela en especial.

Hasta ahí todo correcto. No se puede culpar a todos los habitantes del archipiélago de la estupidez de la inmensa mayoría. Pero lo de sus gestores es de traca.

Ahora que tenemos el carnaval encima, no dejan de repetirse en la televisión imágenes de gente desgarrándose las carnes porque les ha prohibido un juez desfilar por la calle disfrazados (sentencia la del juez que ha durado lo que un ejemplar de la revista ‘Loka’ en la puerta de un parvulario, por cierto). Eso si, en los hospitales la gente duerme en los pasillos porque no hay camas, hay un chisme para hacer TAC’s en toda la isla (852.945 habitantes según el censo del 2006) y el día que el Teide decida echar la pota (día más cercano que lejano según algún geólogo), ya pueden apretarse los machos, porque allí no va a quedar ni el del tambor.

En fin, que si quieres disfrutar de un paraíso natural, con playas blancas que te rilas y naturaleza salvaje, te puedes dar una vuelta por allí. Lo de la naturaleza salvaje está asegurado, el resto ya me lo dirás.